COLUMNA
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He aquí la columna de esta semana en "El Mundo Cantabria". Trata sobre las personas que llevan tus mismos nombre y apellidos.
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Dobles
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Introducir en Google -o en cualquier otro buscador- el nombre de alguien se está convirtiendo en una práctica muy habitual tanto por parte de empresas como por parte de curiosos que tratan de saber cosas de los demás.
Como a mi la vida de los demás me importa más bien poco probé a poner mi nombre a ver qué salía y me llevé varias sorpresas, alguna desagradable. Lo primero en aparecer fue un gran titular: «Vicente Gutiérrez no merece la pena capital» y luego otro posterior que decía: «Vicente Gutiérrez, ejecutado» Pensé que era una broma pero tras leer el artículo asociado comprobé que era el caso real de un joven de Texas, también de mi edad, que tras pasarse 10 años en el corredor de la muerte había sido ejecutado el pasado año.
Pronto descubrí que tenía muchos otros dobles: políticos, ganaderos y hasta anestesiólogos. Teniendo en cuenta que mi apellido es muy común es lógico que existan coincidencias así, pero algunos casos me sorprendieron bastante como el de un capitán retirado, ex comando e infante de Marina con cursos de contrainsurgencia y operaciones de comandos en EEUU que en 1973 entrenó a las brigadas responsables de los atentados y sabotajes previos al golpe de estado de Pinochet. Este individuo también se llamaba como yo.
Pero sin duda el caso más sorprendente y cercano lo encontré hace años en el titular de un periódico cántabro que decía: «Vicente Gutiérrez celebró su primera misa». No tardé en informarme de que ese Vicente era un sacerdote diocesano de Cantabria que actualmente es misionero del IEME en Tailandia. También pasa con lugares como la localidad de Vicente Gutiérrez -que seguramente visite a pesar de tener sólo 3 habitantes- situada en el Estado mexicano de Veracruz de Ignacio de la Llave.
Claro que todo esto puede traer algunos problemas; en Santiago un hombre lleva 3 años recibiendo facturas del catastro de un conciudadano que tiene sus mismos nombre y apellidos. Así que cuidado con los dobles. Hay quien asegura que uno de los códigos de control del DNI indica el número de personas con su nombre. Hay una página web, howmanyofme.com, que le calcula -según dicen- cuántas personas se llaman como usted en EEUU.
En fin, busquen a sus dobles, bien para evitar problemas fiscales, bien por mera curiosidad. Hay algo de poético en eso de que vidas tan dispares y alejadas se resguarden bajo el mismo nombre. La heteronimia pessoniana se invierte.
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Introducir en Google -o en cualquier otro buscador- el nombre de alguien se está convirtiendo en una práctica muy habitual tanto por parte de empresas como por parte de curiosos que tratan de saber cosas de los demás.
Como a mi la vida de los demás me importa más bien poco probé a poner mi nombre a ver qué salía y me llevé varias sorpresas, alguna desagradable. Lo primero en aparecer fue un gran titular: «Vicente Gutiérrez no merece la pena capital» y luego otro posterior que decía: «Vicente Gutiérrez, ejecutado» Pensé que era una broma pero tras leer el artículo asociado comprobé que era el caso real de un joven de Texas, también de mi edad, que tras pasarse 10 años en el corredor de la muerte había sido ejecutado el pasado año.
Pronto descubrí que tenía muchos otros dobles: políticos, ganaderos y hasta anestesiólogos. Teniendo en cuenta que mi apellido es muy común es lógico que existan coincidencias así, pero algunos casos me sorprendieron bastante como el de un capitán retirado, ex comando e infante de Marina con cursos de contrainsurgencia y operaciones de comandos en EEUU que en 1973 entrenó a las brigadas responsables de los atentados y sabotajes previos al golpe de estado de Pinochet. Este individuo también se llamaba como yo.
Pero sin duda el caso más sorprendente y cercano lo encontré hace años en el titular de un periódico cántabro que decía: «Vicente Gutiérrez celebró su primera misa». No tardé en informarme de que ese Vicente era un sacerdote diocesano de Cantabria que actualmente es misionero del IEME en Tailandia. También pasa con lugares como la localidad de Vicente Gutiérrez -que seguramente visite a pesar de tener sólo 3 habitantes- situada en el Estado mexicano de Veracruz de Ignacio de la Llave.
Claro que todo esto puede traer algunos problemas; en Santiago un hombre lleva 3 años recibiendo facturas del catastro de un conciudadano que tiene sus mismos nombre y apellidos. Así que cuidado con los dobles. Hay quien asegura que uno de los códigos de control del DNI indica el número de personas con su nombre. Hay una página web, howmanyofme.com, que le calcula -según dicen- cuántas personas se llaman como usted en EEUU.
En fin, busquen a sus dobles, bien para evitar problemas fiscales, bien por mera curiosidad. Hay algo de poético en eso de que vidas tan dispares y alejadas se resguarden bajo el mismo nombre. La heteronimia pessoniana se invierte.