He aquí mi colaboración en "El Rapto". Se trata de una noticia real comentada:
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Aviones de British Airways vuelan sin pasajeros por errores de horarios
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La compañía aérea británica British Airways reconoció que ha hecho volar aviones transatlánticos sin pasajeros en las últimas semanas a causa de una descoordinación en los horarios de sus pilotos y personal de a bordo.
"A causa de los horarios extremadamente complejos de nuestros 15.000 miembros de equipaje, a tiempo completo y parcial, ha sucedido que en algunos casos muy raros no tuviéramos personal de cabina disponible en algunos vuelos", explicó una portavoz de BA a AFP este viernes. "A veces fue necesario hacer despegar un avión solamente con pilotos y carga a bordo", ya que los horarios de pilotos y el personal auxiliar no acababan de coincidir, explicó la portavoz.
BA emplea más de 3.000 pilotos para una flotilla de 240 aparatos.
La portavoz aseguró que BA "trabaja duro para rectificar esta situación en cuanto sea posible", tras asegurar que la decisión de hacer despegar esos aparatos "no fue tomada a la ligera".
Un 0,3% de los vuelos de BA resultó afectado por esos problemas durante el pasado mes, aseguró la fuente consultada.
"En esas ocasiones desplazamos a los clientes hacia otros vuelos, advirtiéndoles lo antes posible", añadió.
La anómala situación de esos "vuelos fantasma" fue denunciada recientemente por la organización ecologista Greenpeace, como ejemplo de la indiferencia de las aerolíneas en la lucha contra el cambio climático.
LONDRES (AFP)
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Tarde o temprano tenía que pasar. En realidad llevaba sucediendo desde siempre: me refiero a ese absurdo transporte del vacío. Pues esa es la función de los aviones hoy en día: trasladar nuestro vacío a otro vacío. Y de ese modo ir haciendo un nicho, una cárcel estrecha en nuestras vidas. Porque, al margen del despilfarro y la contaminación ambiental y acústica que conllevan esos cacharros, no olvidemos su función esencialmente miserabilista. Uno va comprándose billetes de avión y así traslada su aburrimiento y su equipaje de hotel en hotel, de decorado en decorado. Los aviones son ya los carruajes actuales del espectáculo, de la falsa aventura que nos venden enlatada. ¿Qué son esos paquetes de viajes organizados del turismo de masas sino simulacros de la vida, recreos para esperar la muerte en los que presenciamos la irrealidad de nuestra vida y de la historia; parques temáticos en los que la vida parece desarrollarse como en una película y que contienen, al igual que una película, ya su conclusión, su límite y su único guión posible ya escrito?
En 1874, mucho antes de la aparición de los vuelos masivos, en el Camposanto Central de Viena, Felbinder y Hudetz proyectaron un metro para ataúdes, mecanizado, engrasado y listo para su buen funcionamiento. Siempre que pienso en los modos de transporte actual me viene a la cabeza este aberrante proyecto que proponía funerales por correo neumático; los muertos serían conducidos directamente de la ciudad, a través de largas tuberías acondicionadas por aire comprimido, a sus respectivas tumbas.
El metro, actualmente, hace eso. Los aviones también. Porque la entidad del avión es ya la de una tumba vacía. Los viajes organizados del turismo masivo van transportándonos de la fábrica al hotel y del hotel a la fábrica, perdidos, flotantes, aislados, ni tan siquiera sonámbulos, viajando dentro de la nada como dentro de una línea de metro que se detiene un día ante zoológicos y playas artificiales, y otro día ante museos y hoteles de lujo. Y con el tiempo uno va comprendiendo que a lo largo de su vida lo único que ha construido ha sido un ridículo panteón de monumentos fotografiados.
Por desgracia el rumor de los aviones es ya el rumor de nuestra vida.
Vicente Gutiérrez