martes, 30 de agosto de 2011

RELATO

Hoy me publican un relato en todos los periodicos del grupo VOCENTO. Ruego a mis amigos y conocidos de Granada, Gijon, Murcia, Malaga... que me compren por favor un ejemplar. Os coloco aqui el enlace a El Diario Montanies.






El encuentro con el guardian del Mar de la Armonia Absoluta


30.08.11 - 00:07 -



Me hallaba paseando por la orilla de la playa, con los pies introducidos en el mar y los ojos cerrados; de ese modo hacía míos los sonidos, los poseía, los arrastraba. Aquello debía de ser muy parecido a caminar con los pies dentro del cielo. Me gustaba masticar esa idea.


De repente algo me golpeó en los tobillos. Abrí los ojos y vi un objeto flotando entre mis pies: parecía una mano. La recogí al instante y sí, se trataba de una mano. Nunca antes había tenido entre mis manos otra mano. Me refiero a una mano seccionada, claro. Era una mano de niño, diminuta y suave. ¿Por qué había acabado allí, en el mar? Y lo peor: ¿por qué el mar la había arrojado a mis pies? No supe responder. Aterrado la lancé al mar con todas mis fuerzas.

Seguí paseando como si nada hubiera sucedido. Instantes después mis pies golpearon de nuevo con algo. Bajé la mirada. No me lo podía creer: allí había otra mano. Tras recogerla y examinarla con detenimiento comprobé que aquella era la mano de una mujer joven. A pesar de estar empapada en agua de mar desprendía un intenso y agradable perfume.

Retomé mi paseo con ella entre mis manos. Para entonces las olas habían intensificado su fiereza. Sin saber por qué me la llevé a los labios y la besé. Pareció estremecerse. Pero volvieron a asaltarme incómodas preguntas sobre su procedencia: ¿formaba parte de un cadáver descuartizado? Aterrado por el hecho de verme involucrado en un horrible crimen la arrojé al mar.

Después se sucedieron más manos; comprobé, durante aquel paseo, que el mar estaba repleto de manos, de todos los tamaños. Y entonces sucedió.

- ¡Alto ahí!

No pregunté quién era hasta tenerlo lo suficientemente cerca como para distinguir sus rasgos; se trataba de un anciano de tez blanca y mirada penetrante, pero el detalle que más me inquietó fue la hoz que portaba en una de sus manos.

- Soy Megrum, el célebre Guardián de la Pureza de la Playa de la Calma Terrestre.

Cuando terminó de pronunciar aquella frase me hallaba tan cerca de él como para poder apreciar que su desconcertante hoz, a la que no había quitado ojo, estaba ensangrentada. Tal vez por eso no me fijé mucho en su atuendo: una larga toga blanca salpicada de gotas de sangre. Dada su actitud deduje que debía detenerme.

- ¿Qué sucede?- pregunté extrañado.

- Te detengo porque mi misión es la de impedir que los ladrones roben las manos que alcanzan las orillas- dijo con cierta arrogancia.

- ¿Las manos?- repuse exagerando mi extrañeza.

- Sí, las manos del Mar, del Mar de la Armonía Absoluta- señaló al mar, elevando para ello su amenazante hoz y esbozando lentamente una línea imaginaria a lo largo del horizonte y añadió, - yo protejo las manos que purifican el mar; sobre todo las manos de oro.

- ¿Y qué tengo yo que ver con todo eso?

- Son muchos los saqueadores que merodean por aquí; vienen para extraer del mar las manos purificadoras.

- Yo no soy ningún saqueador- repliqué.

- Me resultas muy sospechoso; te he estado vigilando desde hace varias horas y he visto cómo recogías y arrojabas manos al mar...

- Estás cometiendo un grave error.

- Lo siento. Debo seccionarte las manos, de ese modo no podrás desvalijar el mar. Prometo ser rápido.


- ¡Esto debe de ser una pesadilla! -grité con todas mis fuerzas-.

- Si te niegas te cortaré la cabeza- dijo enfurecido aunque sin malevolencia- . Además, la temporada es bastante baja este año y a mí me pagan por el número de posibles ladrones que mutilo.

- ¡No! ¡No puedes hacerme eso! - y me arrojé a sus pies, suplicando piedad-.

- Insisto: ¡si te niegas te decapitaré! -añadió irritado-.

Vi cómo se disponía a cortarme el cuello de modo que me incorporé, elevé mis manos y resignado, miré para otro lado. Pude ver la sombra de su brazo, coronada por la sombra de su hoz, elevarse lentamente y descender con rapidez. El corte fue limpio; al menos lo fue el sonido que produjeron los tajos.

- Puedes seguir tu camino -dijo dejando escapar una leve sonrisa y agregó- , moja las heridas en el agua pura del Mar de la Armonía Absoluta, así no se infectarán.

Continué mi paseo con los brazos cruzados, protegiendo del frío los muñones. Había comenzado a anochecer.

- ¡Creo que será mejor que abandones la playa! ¡Los ladrones de manos son muy despiadados! -gritó desde la lejanía-.


El agua del mar era ahora más fría. Y yo, desangrándome, perdiendo la conciencia poco a poco, igual que si estuviera introduciendo mis pies lentamente en el cielo; me agradaba estar aferrándome a esa idea mientras me desvanecía.

Numerosas manos seguían golpeando en mis tobillos. Y algunas de ellas, efectivamente, parecían ser de oro.



Vicente Gutierrez Escudero

lunes, 29 de agosto de 2011

LIBRO/PELÍCULA

EL FUEGO FATUO
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Ya terminé de leer El fuego fatuo (Le feu follet), de Pierre Drieu la Rochelle. Lo acaba de editar Alianza Editorial. El libro, que incluye además un relato: Adiós a Gonzague, lo compré porque la película del mismo nombre, dirigida por Louis Malle y con un soberbio Maurice Ronet, me maravilló.

El libro me ha gustado pero esperaba otra cosa. Me explico: en estos casos es inevitable establecer comparaciones. El libro está muy bien pero el Alain de la película parece otro personaje bien distinto. En el libro el protagonista es descrito como un drogadicto, decadente y depresivo. En la película no afilan tanto ese hecho, el de su drogadicción; por supuesto que en la película muestran a un alcohólico en una clínica desenganchándose pero el libro además, lo muestra como un heroinómano que se pincha de vez en cuando, durante la trama. La película muestra a un galán, a un dandi, a un triunfador que se autodestruye desde su trono de amistades pudientes, porque todos le defraudan. En cambio, en el libro, aparece un burgués desclasado, arruinado, y en cierta forma fracasado.

Otra gran diferencia entre libro y película es el entorno de amigos y conocidos. Hay partes muy similares; la cena con los amigos ricos, los dos trabajadores que lo llevan en coche a París... Sin embargo la conversación con su amigo egiptólogo está bastante alterada y en el libro hay un capítulo en el que acude con Falet y Eva Canning, dos viejos amigos, al cuchitril donde viven. Esta parte no aparece en la película. Tampoco su encuentro con un amigo Milou; quizá esta parte fue sustituida en el film por la parte en el que se encuentra con dos antiguos camaradas de la actividad política en una cafetería de París, a los que viene a recoger un misterioso hombre trajeado. En el libro, durante su encuentro con Milou, se encuentran con una prostituta que les dice: "Buenas noches, tesoro ¿Vais buscando caricias?", "No -dijo Alain- ; nos divertimos los dos solos", "Podéis llevarme a mí también; me gusta todo", "No te gusta nada" contesta Alain. Esto tampoco fue filmado.

El protagonista dice en cierto momento: "Siento terriblemente estar solo, no tener a nadie. Pero no tengo más que lo que merezco. No puedo tocar nada, no puedo agarrar y eso, en el fondo, lo llevo en el alma" Ese es el motivo principal que lleva a Alain al suicidio y aparece por igual en película y libro. En otro momento del libro (página 157) Alain asegura: "No se figura lo que es no poder agarrarse a nada" Por eso quizás, al final de la película, el protagonista se aferra al revolver con amparo, e incluso con esperanza.
Según Wikipedia, un fuego fatuo (en latín ignis fatuus) es un fenómeno consistente en la inflamación de ciertas materias (fósforo, principalmente) que se elevan de las sustancias animales o vegetales en putrefacción, y forman pequeñas llamas que se ven andar por el aire a poca distancia de la superficie. En El fuego fatuo, encontramos precisamente eso: un ser en putrefacción, alguien que ya ha decidido destruirse y durante la historia, este personaje va lanzando pequeños fogonazos por un Paris que lo ignora, que lo ningunea. Se dice que los fuegos fatuos retroceden al aproximarse a ellos. En cierta forma, esto es lo que sucede con los seres con los que se reencuentra, para despedirse, Alain. Todos le reciben amáblemente, se alegran en apariencia, pero en el fondo todos huyen de él, verbal o físicamente. En una conversación (página 169) Alain dice: "-Hubiera querido cautivar a las personas, retenerlas, atarlas. Que nada se moviese de mi lado. Pero todo se me fue siempre de las manos..." En la película esto contrasta con la admiración que todas las mujeres lo profesan; durante su periplo parisino muchas chicas se paran y se quedan mirándole, como deseándole.

Así todo, es un libro muy recomendable. Un libro para ser releído y perderse en la multitud de densas conversaciones que lo habitan.

viernes, 12 de agosto de 2011

VIAJE

CHINA

En el hostel San Va de Macao, en el que se rodó 2046... La noche que pernocté allí no la cambio por ninguna suite de lujo.




miércoles, 10 de agosto de 2011

VIAJE

CHINA

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Tras una semana viajando por diversas regiones de China, hemos llegado a Hong Kong. Y como en China el Facebook y el Blogger están capados, no he podido subir nada a la red hasta ahora. Como entrante os muestro una foto con mi amigo el poeta Julio Ceballos, que vive desde hace 6 años en Shangai. La foto está tomada desde la del pub Rouge, en el Bund.

Ciertamente, como dice en uno de sus versos: "Esta ciudad no existe"
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