miércoles, 2 de junio de 2010

COLUMNA

COLUMNA 78
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Hoy me publican en "El Mundo Cantabria" esta columna, sobre una isla que ha desparecido.
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Ni pa ti ni pa mí
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Me paro a veces a considerar el planeta donde vivo y lo veo como una acumulación inútil de guerras, catástrofes naturales y días aburridos. Me hablaba el otro día un amigo, en tono apocalíptico, de la “venganza de la naturaleza” Él cree que nuestro planeta es un ser vivo que nos va agrediendo poco a poco, con la misma intensidad con la que nosotros lo agredimos a él.
Puede que así haya sido desde siempre pero ahora va a resultar que fenómenos como el cambio climático y el consecuente aumento del nivel de las aguas de mares y océanos van a solucionar los conflictos políticos entre estados, las numerosas trifulcas diplomáticas que asolan al planeta.
Al parecer, una pequeña isla disputada por India y Bangladés -la isla New Moore según los indios o Talpatti del Sur según los bengalíes- ha desaparecido; los científicos no conocen aún las razones pero las imágenes satelitales y los pescadores de la zona así lo confirman, y advierten que desaparecerán más en esa región. Otro dato curioso es que esa isla había aparecido de la nada hace unos 40 años en el golfo de Bengala, tras el paso de un ciclón.
La naturaleza a veces recurre a soluciones salomónicas para dirimir, de forma pacífica, disputas de tal envergadura. La islita en cuestión, a pesar de medir tan sólo unos tres kilómetros y medio de largo por unos tres de ancho ya había despertado los deseos de los dos países debido a su posición estratégica, en la zona limítrofe entre ambos.
Estamos tan acostumbrados a relacionar fenómenos naturales con catástrofes y muertes que resulta esperanzador que sucedan cosas así; quién sabe qué guerras habrá evitado, cuántas vidas habrá salvado este simpático Ni pa ti ni pa mí de la buena de Gaia, que tiene mucho de regalo divino.
Claro que el ser humano es obstinado en sus ansias de poder y seguro que el enfrentamiento continúa en las profundidades. O tal vez sendos estados se hayan planteado la posibilidad de que la isla emerja de nuevo, cuando menos se lo esperen, más grande y lozana.
Me gusta pensar que la naturaleza ha decidido hacerla desaparecer para que no se repitan incidentes armados de talla internacional como el de la isla de Perejil. Quizá la Atlántida desapareció para eso. Quizá la isla de San Borondón aparece y desaparece para eso. De todos modos no estaría mal que todas las contiendas, disputas y discrepancias entre países tuvieran una solución similar.

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