miércoles, 12 de mayo de 2010

COLUMNA 77

COLUMNA
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Este lunes me publicaron esta columna en "El Mundo Cantabria". Describe el más reciente de los conciertos de "La Hermandad", un grupo de power metal de Cantabria.
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La Hermandad
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La Hermandad se formó en Santander hace ya seis años. Su estilo musical es una peculiar mezcla de heavy metal clásico y power metal melódico, nada reñido con lo comercial. Tras un año de aparente silencio regresa con nuevo vocalista para incendiar las salas de conciertos de toda España con los temas de su disco “Reflejos de Realidad II” Y hay otro en camino.
El pasado 23 de Abril acudí a la sala The New para escucharlos, con gran expectación pues se incorporaba un nuevo y enigmático vocalista: Tony Cobo. Acompañaban a Darksun en la gira-presentación de su último trabajo.
La Hermandad abrió fuego con un tema profundo y pegadizo: “Una vez más”. El sonido era puro y endiabladamente afilado. El volumen, feroz. La exaltación, hechizante y contagiosa. Y su cantante Tony Cobo demostró tener un carisma y una puesta en escena insuperables. Su voz, refinada y aterciopelada, me recordó al mejor José Andrea de Mago de Oz y me hizo volver a amar el género. El cantante y la banda parecían estar hechos el uno para el otro; su complicidad y coordinación me dejaron boquiabierto.
El espectáculo estaba garantizado: el vocalista se aferraba al micrófono como un enloquecido Hamlet a su calavera, zarandeándola en un delirante frenesí de aniquiladora energía. Me costaría mucho describir el torbellino de entusiasmo enfervorecido que invadió mi sistema nervioso cuando percutieron los primeros temas.
El sonido resultante, tan épico como torturador, tan original como penetrante, se endureció con temas célebres como “Grito al viento” o con historias repletas de melancolía como la narrada en “Prisionero de mi cuerpo”, dejando claro que el lirismo y la poesía no están reñidos con el heavy metal.
La descarga musical se sucedió sin que apenas hubiera tiempo para tomar unos tragos de calimocho entre canción y canción, inmersos todos en un ritmo satánico y espasmódico de contundencia letal.
Aún resuena en mi cabeza el eco salvaje de aquella noche; tanto la ternura trágico-dramática de sus letras como su desgarrada vitalidad. Celebro ese renovado furor, esa agresividad sana y entusiasta.
Es La Hermandad de nuevo, una de las bandas más impactantes de nuestra región, dispuesta a seguir dando caña hasta el mismísimo día del Juicio Final.
Prepárense para sobrevivir al Apocalipsis escuchándoles, pues sus acordes seguirán aporreando en las apacibles puertas del Cielo para el resto de la eternidad.

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