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El otro día me pusieron una multa injusta. Fruto de este hecho escribí esta columna, que publican hoy mismo en "El Mundo".
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Radares
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Tengo que dar la enhorabuena a la DGT: a su director, operarios o a quién sea. La verdad que me siento afortunado de vivir en un país modernizado y dotado con los medios tecnológicos más efectivos del planeta; conducir por España es una experiencia inigualable, incluso mística.
La cosa es que hace días me llegó una multa por correo. En la notificación me indicaban que iba a 100 km/h por una zona limitada a 80, lo que me extrañó bastante ya que yo respeto siempre las señales. No tardé en comprender lo ocurrido: días antes conducía a 80 por el carril izquierdo de una autovía y justo cuando me encontraba cerca de un radar fijo, vi a dos motos aproximárseme a gran velocidad. Comencé a girar lentamente, sin rebasar los 80, para regresar al carril de la derecha y así permitirlas el paso. Pero me adelantaron por la izquierda aun cuando yo apenas había empezado a cambiar de dirección, pasándome a escasos centímetros. Dada su velocidad supe que el radar había hecho una foto. Y se me pasó por la cabeza la idea de que quizás me la hubiera hecho a mí por error. De hecho memoricé día y hora para poder relacionar una cosa con otra en el caso de que me llegara la multa, pero pensé: “No creo que esos aparatos fallen” Pues sí querido lector; el cacharro me hizo la foto y una semana después me llegó la carta. La fecha de la infracción coincidía con la de este suceso.
Tal vez mi reacción deba ser de lógica indignación, sin embargo lo que voy a hacer es pagar la multa encantado, sabiendo que esos 100 euros contribuirán a que esos estupendos aparatos sigan funcionando tan maravillosamente bien, velen por nuestra seguridad y continúen evitando muertes en carretera; sobre todo para que sigan sancionando al conductor irresponsable y recompensen al que respeta las normas circulatorias, como siempre hacen. Es más, me dirijo directamente al director de la DGT en Cantabria para solicitarle encarecidamente que los 100 euros que yo pague se destinen exclusivamente al cinemómetro de la S-10, para que siga funcionando así de bien y siga realizando unas fotos tan nítidas y perfectas.
La pena ha sido que esos motoristas no circularan a más de 200; de haber sido así la multa hubiera ascendido a los 520 euros y de ese modo hubiera podido ayudar a Tráfico todavía más en su gran causa. Hubiera acatado, incluso perdiendo todos los puntos del carné y recibiendo pena de cárcel.
Gracias DGT. Te amo.
Tengo que dar la enhorabuena a la DGT: a su director, operarios o a quién sea. La verdad que me siento afortunado de vivir en un país modernizado y dotado con los medios tecnológicos más efectivos del planeta; conducir por España es una experiencia inigualable, incluso mística.
La cosa es que hace días me llegó una multa por correo. En la notificación me indicaban que iba a 100 km/h por una zona limitada a 80, lo que me extrañó bastante ya que yo respeto siempre las señales. No tardé en comprender lo ocurrido: días antes conducía a 80 por el carril izquierdo de una autovía y justo cuando me encontraba cerca de un radar fijo, vi a dos motos aproximárseme a gran velocidad. Comencé a girar lentamente, sin rebasar los 80, para regresar al carril de la derecha y así permitirlas el paso. Pero me adelantaron por la izquierda aun cuando yo apenas había empezado a cambiar de dirección, pasándome a escasos centímetros. Dada su velocidad supe que el radar había hecho una foto. Y se me pasó por la cabeza la idea de que quizás me la hubiera hecho a mí por error. De hecho memoricé día y hora para poder relacionar una cosa con otra en el caso de que me llegara la multa, pero pensé: “No creo que esos aparatos fallen” Pues sí querido lector; el cacharro me hizo la foto y una semana después me llegó la carta. La fecha de la infracción coincidía con la de este suceso.
Tal vez mi reacción deba ser de lógica indignación, sin embargo lo que voy a hacer es pagar la multa encantado, sabiendo que esos 100 euros contribuirán a que esos estupendos aparatos sigan funcionando tan maravillosamente bien, velen por nuestra seguridad y continúen evitando muertes en carretera; sobre todo para que sigan sancionando al conductor irresponsable y recompensen al que respeta las normas circulatorias, como siempre hacen. Es más, me dirijo directamente al director de la DGT en Cantabria para solicitarle encarecidamente que los 100 euros que yo pague se destinen exclusivamente al cinemómetro de la S-10, para que siga funcionando así de bien y siga realizando unas fotos tan nítidas y perfectas.
La pena ha sido que esos motoristas no circularan a más de 200; de haber sido así la multa hubiera ascendido a los 520 euros y de ese modo hubiera podido ayudar a Tráfico todavía más en su gran causa. Hubiera acatado, incluso perdiendo todos los puntos del carné y recibiendo pena de cárcel.
Gracias DGT. Te amo.
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