martes, 7 de octubre de 2008

COLUMNA

COLUMNA 26
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Hace unas semana que me publicaron esta columna. No pude adquirir el ejemplar en cuestión, pero el otro día me pude hacer de él. Se trata de un texto que había acumulado en mi mente durante meses, masticándolo. Trata sobre el corrector automático de Word, que como todos sabéis, te cambia unas palabras -correcta o incorrectamente escritas- por otras sin avisar, creando situaciones lingüísticas peculiares.
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El corrector de Word
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¿Alguna vez les ha ocurrido que, escribiendo en el procesador de textos Microsoft Word, de pronto y sin avisar, una palabra no reconocida se les cambia por otra? El corrector de Word es así: imprevisible. Nunca sabes cuándo va a saltar sobre tus palabras para subrayarlas o sustituirlas por otras. Es cierto que muchas veces el corrector acierta y te añade una tilde olvidada, corrige una falta ortográfica concreta o te avisa de que escribiste mal un nombre propio. Pero en muchas otras ocasiones la corrección se hace sobre palabras que tú querías poner así, mal adrede o que simplemente no reconoce como tales, de modo que el programa se empeña en rescribírtelas. Es divertido, sobre todo cuando la nueva palabra, en su conjunto, aporta un sentido disparatado a la nueva frase. Sé que esa función se puede desactivar pero uno termina asumiéndolo como un juego y prefiere no hacerlo.
Algunos ejemplos llamativos son estos: si escribes la palabra “Oscarizada”, te la cambia por la palabra “Escarizada”; lo gracioso de este caso fue que me sucedió cuando escribía un texto sobre Nicole Kidman y sus operaciones estéticas. En un momento determinado, al poner “la oscarizada Nicole Kidman”, el corrector me lo transformó en: “la escarizada Nicole Kidman”. Busqué en el diccionario el significado de “escarizada” y encontré: “Escarizada: escarizar. 1. tr. Med. Quitar la escara que se cría alrededor de las llagas, para que queden limpias y encarnen bien” Me hizo gracia el hecho de que una actriz tan operada como Nicole, además de “oscarizada”, esté también “escarizada”. Algo parecido me ocurrió redactando la frase: “En la práctica, los cuartiles no tienen mucha utilidad” cuando el corrector alteró el tecnicismo matemático “cuartiles” para poner: “En la práctica, los cuarteles no suelen tener mucha utilidad.” Otra curiosa transformación es la que hace cuando escribes: "la Proyección de Peters", que convierte en: "La Proyección de Meter" Llegas incluso a pensar en la posibilidad de que el Word haya desarrollado inteligencia propia.
De ese modo uno va descubriendo nuevas transformaciones: la palabra "Amenabar" la sustituye por "Amenazar"; "Bisbal" por "bisela"; “Freud” asombrosamente por “Freíd” –seguro que existe alguna rigurosa explicación psicoanalítica al respecto– y "surreal" –ésta quizá sea la transformación más propiamente surrealista– por "zúrrela".
Hagan la prueba. Tiene su gracia.

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