viernes, 22 de enero de 2010

COLUMNA 71

COLUMNA
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Hoy me publican en "El Mundo Cantabria" esta columna anti-SGAE.
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Más SGAE
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Leo asombrado la siguiente noticia: la SGAE obliga a las peluquerías de Cataluña a pagar un canon por poner la radio en sus establecimientos para entretenimiento de clientes y empleados; exige pagar seis euros mensuales a los salones pequeños, de menos de 50 metros cuadrados, y doce euros hasta los de 100 metros cuadrados.
Lo primero que me viene a la cabeza es una rima de la canción “Estamos rayados” del rapero Xhelazz: «A la SGAE le gustaría cobrarle a la luna, solo por tener forma de CD» Y tal y como van las cosas parece que muy pronto lo hará.
La reacción de los peluqueros no se ha hecho esperar: han iniciado una campaña en la que además de asegurar que no van a pagar el canon piden a sus clientes que acudan con su propia música para evitar el pago del impuesto, cosa que me parece una idea estupenda.
Por supuesto que es totalmente injusto exigir un tributo por tener la radio puesta en tu negocio pero también considero injusto el hecho de que los clientes tengamos que aguantar un tipo de música que no nos guste. No es lo mismo que te corten el pelo y que te tomen el pelo. ¿Alguna vez su peluquero les ha preguntado qué quieren escuchar? ¿Se imaginan que en un restaurante les hicieran comer lo que a los dueños les viniera en gana? ¿O que en una tienda de ropa les obligasen a comprar unos zapatos que les quedan demasiado pequeños?
Tengo que reconocer que eso de entrar a un establecimiento, sea un bar, una peluquería o una tienda de ropa, y encontrarme con determinada música sonando siempre me ha disgustado. He llegado incluso a abandonar establecimientos por cosas así. Para mí lo que escucho es tan importante como lo que como. Detesto igualmente la comida-basura como la música-basura. Me indigestan, me sientan igual de mal. Escuchar los Cuarenta Principales en una peluquería me molesta tanto como cuando alguien está fumando a mi lado y me obliga a respirar sus malos humos.
Pero como no hay mal que por bien no venga, al final va a resultar que si prospera la propuesta de la SGAE de cobrar un canon en las peluquerías y sus dueños opten por dejar de tener sintonizadas determinadas emisoras de música comercial, algunos humildes clientes vamos a dejar de aguantar determinada música-basura mientras nos cortan el pelo.
En ese caso podremos gozar plenamente del silencio o de nuestra propia música, en nuestro propio mp3, sin molestar a nadie ni ser molestados.

Vicente Gutiérrez

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