jueves, 10 de septiembre de 2009

COLUMNA 59

COLUMNA
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Atención a la contraportada del número de hoy de "El Mundo Cantabria". Me publican una columna sobre la prohibición veraniega para dar conciertos en el "Callejón del Swing" y al lado sale un artículo sobre la fiesta de inauguración del centro cultural europeo Eureka dirigido por Daniel Pérez. Además, en las páginas de cultura Irene Sainz ha escrito un artículo sobre qué leyes regulan la autorización de dar determinados espectáculos en Cantabria. Número completito.
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El Callejón del Swing
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El Ayuntamiento de Santander prosigue su temible campaña de mutilación cultural. Es que no paran. Este verano le ha tocado el turno al Callejón de Swing; un lugar emblemático y mágico para los amantes de la música naciente y veterana, de la música pinchada y en directo.
Considero inaceptable que actividades que no suponen molestia alguna, que respetan al máximo los horarios y que se realizan en locales que cuentan, como el Callejón, con todo rigor de insonorizaciones deban ser prohibidas. Y más teniendo en cuenta el follón tolerado que se forma cada verano en Cañadío, por ejemplo. No entiendo por qué unas denuncias prosperan y otras no, aunque uno intuye los engranajes subterráneos que las impulsan.
En Santander estamos acostumbrados a que iniciativas como espectáculos de cabaret, cafe-teatro o conciertos en directo inofensivos sean interrumpidos por la policía para marcar territorio. Y que no me venga nadie con la milonga esa de las ordenanzas municipales y sus infernales requisitos porque las ordenanzas están para eso, para que las puedan cumplir unos sí y otros no, dependiendo de quién pague determinadas tasas o de cómo quiera ejecutarlas el político de turno.
De todos modos creo que las autoridades (no sólo el Ayuntamiento, también el Gobierno de Cantabria tiene parte de responsabilidad en el régimen general de horarios de establecimientos y espectáculos públicos y actividades recreativas de Cantabria) que impiden que en un lugar como el Callejón se realicen conciertos van muy mal encaminadas si aspiran a que Santander sea Capital Europea de la Cultura en el 2016. Porque precisamente la buena literatura y la buena música han nacido siempre en lugares de ocio alternativos y lejos de los cauces establecidos.
Yo acudo asiduamente al Callejón. Allí he podido disfrutar de inolvidables conciertos de jazz, jazz fusion, blues, rock o fascinantes sesiones de R&B. Cuando pienso en la posibilidad de que en Santander no existan ese tipo de jam sessions me entran ganas de exiliarme. De hecho, creo que si la Calle del Sol no existiera lo haría.
Lanzo desde aquí toda mi solidaridad con esa persona entrañable y sabia que es el periodista Charly Charlón -desde hace varias décadas una auténtica referencia de la cultura musical de nuestra región- por su apoyo incesante a los músicos cántabros y su apuesta por la música en directo. Personas como él son imprescindibles.




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