viernes, 18 de diciembre de 2009

COLUMNA 68

COLUMNA
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El otro día APEMEV organizó un acto sobre la Educación Vial en mi centro de trabajo, y en esta columna que publican hoy en "El Mundo Cantabria" cuento cómo fue la experiencia.
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APEMEV
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Según la DGT 29 personas fallecieron y 12 resultaron heridas de gravedad en las carreteras españolas durante el pasado puente. Las causas: lo habitual; la velocidad y las distracciones. ¿Cómo frenar esto?
Un amigo me dijo que si cada 2 kilómetros colocasen un coche siniestrado en los arcenes de las autopistas nos tomaríamos en serio el hecho de conducir. Por supuesto que la Educación Vial en las escuelas es indispensable, además de las muchas campañas de la DGT en los medios de comunicación. Pero quizá el método más efectivo sea el cambio actitudinal a través de la sensibilización.
Los conductores somos adultos y conocemos las normas de circulación. Entonces, ¿por qué siguen ocurriendo accidentes? Por desgracia hay accidentes que no dependen de nosotros pero muchos otros sí: no ponerse en cinturón en un trayecto corto; cambiar un CD por otro; ir “un poco” más rápido de lo permitido; tomarse una “copita” antes de conducir; acelerar en las proximidades de un paso de cebra al que acceden peatones… ¿Quién no lo ha hecho? ¿Por qué, a medida que pasan los años, nos confiamos más y más al volante? ¿Es que no somos del todo conscientes de que podemos morir, matar o herir de gravedad a otras personas?
Hace ya tiempo que APEMEV, una asociación integrada por una veintena de profesores y policías, lleva realizando actividades encaminadas a luchar contra los accidentes de tráfico. Uno de sus proyectos educativos más recientes e interesantes se ha centrado en la población adulta -visitando los Centros de Adultos de Cantabria- que es la que sirve de modelo de referencia a los menores de edad. Y es por eso que el mes pasado esta asociación acudió al Centro de Adultos de Santander con un proyecto que integra la presentación de estadísticas relacionadas con accidentes, la narración por parte de dos agentes de tráfico de su experiencia ante un siniestro, la representación de una obra de teatro de “concienciación" y –en mi opinión la parte más sensibilizadora- la explicación, por parte de dos personas –lesionadas medulares- víctimas de un accidente de tráfico, de los cambios que se han producido en sus vidas.
El haber asistido a este acto me ha hecho recapacitar y darme cuenta de lo mucho que está en juego; no merece la pena jugarse tanto por cambiar un mero CD, sintonizar una emisora o ir más rápido de lo permitido, por muy seguros que nos sintamos en los coches de ahora.

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