miércoles, 25 de noviembre de 2009

COLUMNA 66

COLUMNA
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Hoy me publican en El Mundo Cantabria, con motivo de la última exposición de la Galería del Este, esta columna sobre uno de los artistas cántabros más sinceros y absolutos: Carlos San Vicente.
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Carlos San Vicente
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Aquel que visite estos días la Galería del Este podrá disfrutar de algunos de los muchos retratos a famosos realizados por Carlos San Vicente, así como de parte de su obra abstracta.
Carlos San Vicente es un artista polifacético; aparte su gran maestría para realizar los más intensos retratos, todos conocemos sus facetas como escritor, pintor, diseñador y actor. Los artistas de hoy en día están perdidos por eso, porque toman sólo un camino. San Vicente es la explosión creativa, el arte llevado a la vida cotidiana: un artista total.
Estos retratos suponen un recorrido por los rostros de las últimas generaciones de famosos, famosos actuales de toda índole. Poseen la peculiaridad de estar firmados por los propios retratados y algunos contienen frases dedicadas al retratista. Esto, por supuesto, dimensiona la obra, dándola más corporalidad pero además, para que estos retratos hayan sido firmados por el retratado, San Vicente ha tenido que “ir en su busca”, recorriendo para ello conciertos y conferencias, hoteles y camerinos, generándose así multitud de situaciones que él tiene bien documentadas con fotografías y escritos. Toda una sociología de los comportamientos de los famosos y de la férrea burocracia que les rodea.
Pero claro, Carlos San Vicente accede a ellos con el salvoconducto de su talento. Los famosos están hartos de paparazzi y “periodistas” de programa del corazón. A todos ellos les desconcierta –para bien- un artista que les solicita un autógrafo en un retrato bien hecho, y no en una gorra, una camiseta o un disco.
El proyecto crece a pasos agigantados y da la sensación de que a Carlos San Vicente se le escapa de las manos. ¿Por qué retrata a personajes como Beckham, Barbra Streisand, Paco de Lucía, Woody Allen o Jiménez del Oso? Yo creo que se decide a retratar rostros de famosos para humanizarles, haciéndoles descender del púlpito de su mito y adentrarse en esa dualidad. En ese sentido Carlos San Vicente es la contrapartida del pintor oficial de reyes, nobles e infantas. Por otro lado nos arroja a la cara, dignificados, los rostros visibles de toda la sociedad del famoseo y el espectáculo que, nos guste o no, es la que nos rodea. De ese modo nos define el mundo que vivimos.
Este es su personal homenaje al olivar frondoso de los rostros de la historia, una Historia que él va “cronificando”, como un Warhol travieso, a su manera.

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