lunes, 22 de marzo de 2010

COLUMNA 74

COLUMNA
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Hoy me publican en "El Mundo Cantabria" esta columna, sobre la nueva colección La grúa de piedra.
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La grúa de piedra

Cada vez hay más colecciones de poesía en nuestra región. Las hay de todos los colores; tendenciosas y abiertas, independientes y subvencionadas, humildes y ambiciosas. Esto es bueno porque significa que la poesía se renueva, se plagia, se imita, se reinventa, se confronta, está viva y es siempre poesía más allá de los eventuales enfrentamientos.
Pues a todas las colecciones poéticas existentes debemos añadir una más: 'La Grúa de Piedra', dirigida y editada por Luis Alberto Salcines, de quien todos conocemos su incansable labor como dinamizador e impulsor de la cultura en sus vertientes pictórica, escultórica y poética.
Uno de sus proyectos –por mencionar el que más ha prodigado a nivel nacional la obra de algunos de los poetas cántabros más representativos- fue la edición en 2005 de una antología en la colección de poesía Devenir en la que colaboró la Fundación Gerardo Diego; creo que un poeta no hubiera podido aglutinar a creadores tan diversos e incluso, tan enfrentados.
Si en Cantabria existieran 4 salcines –o 4 manolosarce o 4 charlycharlones- hace tiempo que Santander ya se hubiera convertido en Capital Europea de la Cultura, o en la Atenas de Pericles.
No tengo nada en contra de las colecciones de poesía dirigidas por poetas pero en este caso, el hecho de que 'La grúa de piedra' esté timoneada por un lector-conocedor de poesía como él, le otorga una objetividad estética muy vigorizante.
'La grúa de piedra' ha comenzado su andadura de la mejor forma que podía, con un poemario de Angel Sopeña. A este exquisito 'Nuevos retales del sastre (2002-2008)' le ha seguido 'Memoria para seguir un rastro', de Ana García Negrete. Y le seguirán los poetas Fernando Abascal y el joven Marcos Díez Manrique. Pero otra de sus virtudes es que no se circunscribe a lo regional; prueba de ello será la publicación de un libro inédito de un autor esencial en la poesía española como es Jorge Riechmann. Conectar la poesía que se escribe en Cantabria con la que se escribe fuera es algo muy esperanzador y revitalizante.
Salcines, con toda su sabiduría de pedagogo y sus conocimientos de lector tenaz, afina la puntería y apuesta por un proyecto poético que, a diferencia de muchos otros, tiende más a la universalización de lo local que a la regionalización de nuestra regionalizante poesía regional.
Aunque no lo parezca, la cultura de la humanidad crece también al costado de los poetas.

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