lunes, 29 de agosto de 2011

LIBRO/PELÍCULA

EL FUEGO FATUO
_
Ya terminé de leer El fuego fatuo (Le feu follet), de Pierre Drieu la Rochelle. Lo acaba de editar Alianza Editorial. El libro, que incluye además un relato: Adiós a Gonzague, lo compré porque la película del mismo nombre, dirigida por Louis Malle y con un soberbio Maurice Ronet, me maravilló.

El libro me ha gustado pero esperaba otra cosa. Me explico: en estos casos es inevitable establecer comparaciones. El libro está muy bien pero el Alain de la película parece otro personaje bien distinto. En el libro el protagonista es descrito como un drogadicto, decadente y depresivo. En la película no afilan tanto ese hecho, el de su drogadicción; por supuesto que en la película muestran a un alcohólico en una clínica desenganchándose pero el libro además, lo muestra como un heroinómano que se pincha de vez en cuando, durante la trama. La película muestra a un galán, a un dandi, a un triunfador que se autodestruye desde su trono de amistades pudientes, porque todos le defraudan. En cambio, en el libro, aparece un burgués desclasado, arruinado, y en cierta forma fracasado.

Otra gran diferencia entre libro y película es el entorno de amigos y conocidos. Hay partes muy similares; la cena con los amigos ricos, los dos trabajadores que lo llevan en coche a París... Sin embargo la conversación con su amigo egiptólogo está bastante alterada y en el libro hay un capítulo en el que acude con Falet y Eva Canning, dos viejos amigos, al cuchitril donde viven. Esta parte no aparece en la película. Tampoco su encuentro con un amigo Milou; quizá esta parte fue sustituida en el film por la parte en el que se encuentra con dos antiguos camaradas de la actividad política en una cafetería de París, a los que viene a recoger un misterioso hombre trajeado. En el libro, durante su encuentro con Milou, se encuentran con una prostituta que les dice: "Buenas noches, tesoro ¿Vais buscando caricias?", "No -dijo Alain- ; nos divertimos los dos solos", "Podéis llevarme a mí también; me gusta todo", "No te gusta nada" contesta Alain. Esto tampoco fue filmado.

El protagonista dice en cierto momento: "Siento terriblemente estar solo, no tener a nadie. Pero no tengo más que lo que merezco. No puedo tocar nada, no puedo agarrar y eso, en el fondo, lo llevo en el alma" Ese es el motivo principal que lleva a Alain al suicidio y aparece por igual en película y libro. En otro momento del libro (página 157) Alain asegura: "No se figura lo que es no poder agarrarse a nada" Por eso quizás, al final de la película, el protagonista se aferra al revolver con amparo, e incluso con esperanza.
Según Wikipedia, un fuego fatuo (en latín ignis fatuus) es un fenómeno consistente en la inflamación de ciertas materias (fósforo, principalmente) que se elevan de las sustancias animales o vegetales en putrefacción, y forman pequeñas llamas que se ven andar por el aire a poca distancia de la superficie. En El fuego fatuo, encontramos precisamente eso: un ser en putrefacción, alguien que ya ha decidido destruirse y durante la historia, este personaje va lanzando pequeños fogonazos por un Paris que lo ignora, que lo ningunea. Se dice que los fuegos fatuos retroceden al aproximarse a ellos. En cierta forma, esto es lo que sucede con los seres con los que se reencuentra, para despedirse, Alain. Todos le reciben amáblemente, se alegran en apariencia, pero en el fondo todos huyen de él, verbal o físicamente. En una conversación (página 169) Alain dice: "-Hubiera querido cautivar a las personas, retenerlas, atarlas. Que nada se moviese de mi lado. Pero todo se me fue siempre de las manos..." En la película esto contrasta con la admiración que todas las mujeres lo profesan; durante su periplo parisino muchas chicas se paran y se quedan mirándole, como deseándole.

Así todo, es un libro muy recomendable. Un libro para ser releído y perderse en la multitud de densas conversaciones que lo habitan.

No hay comentarios:

Publicar un comentario