viernes, 5 de febrero de 2010

COLUMNA 73

COLUMNA
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Hoy viernes, me publican en "El Mundo Cantabria"
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Nada
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Yo soy el que se encierra cada mañana en su cocina para desayunar, y preparando el desayuno también va preparando mentalmente una columna, algún poema o algún post. Escribir una columna o preparar el desayuno dan lo mismo. Y soy el que machaca ideas, el que tritura ideas que luchan por convertirse después en columna, en versos o en el capítulo inacabado de alguna inacabada novela.
Pero hoy, al ir a hacer el zumo, se ha estropeado la batidora y tal vez esto -cosas de la psicomagia- haya provocado que también se me estropeara la batidora literaria. Es la primera vez que me pasa. Tal vez uno ha ido machacando muchas ideas ya, tal vez sea un mal día. El caso es que es el primer gatillazo literario de mi vida, cosa que me sorprende pues siempre escribo con relativa facilidad. Otra cosa es corregir, pulir, adecentar… pero basta con hojear la prensa, observar las cosas y los animales o hablar con alguien de algo para darse cuenta de que en todo hay un poema, una columna periodística o una novela, negra, casi siempre.
Soy el que captura todo, el que describe por gusto lo que vive o lo que sufre, pero hoy no me apetece escribir acerca de nada. Esto es lo que nos pasa a los que hemos hecho de nuestra cotidianidad una cruzada, un proyecto de papel.
Tampoco me fuerzo, ni siquiera en detallarles este hecho, pero he aquí que de repente el vacío de Cioran, la náusea sartriana, la nada metafísica y la inhospitalidad del mundo heideggeriana se han abalanzado sobre mí con especial ferocidad.
La nada de uno es vanidosa y presumida y también exige salir en la foto. De todos modos mejor hablar de la nada que nos rodea que de terremotos, crisis económicas, guerras, epidemias o secuestros.
Esta está siendo una mañana deliciosa. Hoy, a mis lectores, les ofrezco mi nada y es que la nada empieza a verse ya con más nitidez que la vida y sus enseres. Soy ahora el cronista del vacío. Mi escritura es también un trajín de naderías. Escribir es capturar el mundo a través de sus resplandores imperceptibles.
Nunca he sido un escritor forzoso; todo fluye aquí dentro, todo atraviesa mis ojos y cae hecho palabras. Pero esta misma mañana no me apetece hablar de nada ni de nadie, ni siquiera de mí, aunque de alguna forma lo haya hecho. Como digo, suele pasar.
En fin, días en los que no funciona la batidora literaria; días sin ganas de escribir acerca de algo, ni de morder siquiera una manzana.

Vicente Gutiérrez

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