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Esta semana me han publicado esta columna. He tratado de comprimir nada más y nada menos que 23 siglos de Geometría en 2400 caracteres (contando espacios). Aquí está el resultado.
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Geometrías
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Si los egipcios descubrieron la Geometría en el Nilo los griegos lo hicieron en el vértigo de los patios, a la sombra de los monumentos. Euclides la fundamenta axiomatizando; dijo que 2 rectas paralelas nunca se cortan. Era mentira pero la mentira le duró 20 siglos. Cuando se romaniza el cristianismo, éste también se “euclidiza” así que nadie cuestionó el axioma, lo mismo que nadie cuestionó la existencia de Dios. El gran error de Roma fue el de plantonizarlo todo. El arte islámico platonizó a su modo. Es el más intelectual y el menos emotivo; líneas y curvas formando rombos, ajedrezados y figuras en zigzag para simbolizar, no sé si la inexistencia de Dios pero sí su invisibilidad.
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Si los egipcios descubrieron la Geometría en el Nilo los griegos lo hicieron en el vértigo de los patios, a la sombra de los monumentos. Euclides la fundamenta axiomatizando; dijo que 2 rectas paralelas nunca se cortan. Era mentira pero la mentira le duró 20 siglos. Cuando se romaniza el cristianismo, éste también se “euclidiza” así que nadie cuestionó el axioma, lo mismo que nadie cuestionó la existencia de Dios. El gran error de Roma fue el de plantonizarlo todo. El arte islámico platonizó a su modo. Es el más intelectual y el menos emotivo; líneas y curvas formando rombos, ajedrezados y figuras en zigzag para simbolizar, no sé si la inexistencia de Dios pero sí su invisibilidad.
A lo largo de la Historia las geometrías nacían así, optimistas. A ellas acudían las vírgenes y los cristos crucificados para retratarse. Pero en el Medievo la Geometría, rudimentaria y esclavizante, se puso leotardos porque tenía frío de catacumba romana en su esqueleto frágil y se impregnó de esa mística pitagórica y neoplatónica a la que le faltaba perspectiva. Por eso el gótico quiso abrir los cerrojos de la representación, pero lo intentó sólo con la luz y fracasó. El arte y la ciencia necesitaban aire respirable y perspectiva. Eso lo trajo el Renacimiento con Brunelleschi.
Los siglos XVII y XVIII aportaron enfoques analíticos y proyectivos. Kepler descubrió las órbitas elípticas de los planetas; ya nada giraría alrededor de un centro único. En el s. XIX el verdadero romanticismo lo trajo Lobachevski. Si algo caracteriza al Romanticismo son las geometrías no euclídeas, que se adelantan a la Relatividad; 2 rectas paralelas ya podían besarse allí, en su infinito. El espacio euclídeo perdió así regalía y nacieron otros espacios de nuevas mitologías que F. Klein, ese gran entomólogo de las formas, clasificó. Con la Botella de Klein llegó una gran borrachera. En el s. XX el cubismo lo fragmentó todo. Con Mandelbrot, Freud y el Surrealismo la Geometría se retiró a sus esqueletos interiores, accediendo a realidades más ricas y grotescas. Al urinario de Duchamp se sumaron la Esponja de Menger y el Copo de nieve de Koch. Lo no euclídeo se tornó no edípico. La Geometría Fractal nació sin duda de un fervor; quizá sea el último histrionismo de la Geometría: el frenesí total, que no definitivo, de las formas más recónditas del Universo.
Pero al Universo, por fortuna, le sobran geometrías.
Pero al Universo, por fortuna, le sobran geometrías.
Muy bueno. Quizá tenga consecuencias (positivas, claro).
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